Te recuerdo vestida siempre rara, te recuerdo hablando de tus líos en Madrid, te recuerdo altísima y delgada, recuerdo tu sexo pequeño y una profunda cicatriz en la piel, antiguo navajazo.
Tu recuerdo es ahora mas fuerte y te noto agachada a mi lado en los oscuros callejones del Casal Ventoso.
Andando por la gran avenida solos y libres, cuidando el uno del otro sin saber que no habría ningún futuro esperando nuestra llegada.
Te recuerdo huyendo de Torres-Vedras, cambiando de tren y de estación, cogiendo Taxis de pueblo, para deshacernos de aquellos cabrones. Luego la mulata de la pensión atenta y misteriosa y mis noches enfermo y mas ansiedad y búsquedas por la ciudad sin encontrar nada o en ese momento conseguirlo todo.
Vaya sorpresa. Entraban por ese balcón de la fotografía nuestros amigos árabes con champagne y fresas con limón.
Me quede esperando en Santarem.
Lo ultimo que supe de ti, fue que aparecio un amigo tuyo, el francés ese de Madrid y te convencieron de para que fueses buena.
A Ana 1987
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